Antes del paraíso tenía que bajar al norte a 
ver qué había allá que tanto me tenía 
puesto en los ojos los cerros informes. 
Viejos trenes donde premios corrieron y 
parlanchines amigos que ya no sirven 
demasiado. Viejas vigas cruzaban antes de 
llegar a la playa, durmientes que uno cruza 
simplemente pata a pata para ver si se 
puede andar de a pie donde pasa Nueva 
York, Londres, Paris. Alguien seguramente 
escribe en un árbol la canción para un 
nuevo durmiente, pero los que escuchan 
podrán saber que estamos más lejos de 
saber que esta bien sentirse contento 
porque ya no hay más temblores que tiñen 
de gris en asfalto donde uno pisa, ni más 
aspavimientos por tanto andar sin pie 
suelto por calles que no tenían por qué ser 
reparadas. Árboles de amor.
Felipe Ruiz (en PLAN B número uno)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
